¿Quién lleva el timón en tu vida? ¿Sabes qué parte de ti está al mando? ¿Tu vida navega dirigida por ti en piloto automático? ¿O sujetas firmemente el timón y aprovechas la fuerza del viento y las corrientes del mar como aliados?
La travesía se hace más enriquecedora cuando eres tu de forma consciente quien mantiene el rumbo.
Las estrellas brillan en el firmamento para orientarte. Atravesarás tormentas, esquivarás arrecifes, navegarás por aguas en calma…
La llegada a puerto es una vida… vivida.
Abandoné la posición de piloto automático y me convertí en la capitana de mi barco. Cogí con firmeza el timón cuando la embarcación zozobraba en la tormenta.
Mi intención era llevarla a buen puerto. Y no me podía permitir rendirme. Así que una vez se iban apaciguando las aguas. Eché el ancla.
Sentarme a meditar me proporcionaba centrarme en lo importante. Mi sanación.
Comencé a ser más consciente de todo lo que pensaba, sentía, decía y hacía. El estar atenta me facilitaba encontrar respuestas a la pregunta: ¿existe un tratamiento alternativo?.
Tomé la decisión de hacerlo de forma holística, teniendo en cuenta: cuerpo, mente, emociones y espíritu.
Y las constelaciones aparecían orientándome hacia dónde debía dirigirme.
Todo lo que necesitaba se me iba presentando de una manera intuitiva.
Llevaba buen rumbo y logré llegar al puerto de la esperanza.
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