Cierra los ojos y céntrate en tu cuerpo. ¿Hay puntos o zonas con tensión o dolor? Ahora piensa en como ha transcurrido tu día: las actividades que has realizado, como te has sentido, las preocupaciones que han ocupado tu mente. Encuentras relación, ¿cierto?.
Puede que hoy sea algo puntual, aunque si no se presta atención termina volviéndose crónico.
Tu cuerpo siempre registra la información y la almacena. Tanto la que recoge del exterior como la del interior. Todos los procesos corporales internos automáticos, se ven modificados y alterados en el momento que es procesada.
Tu cuerpo es como un disco duro en el que tu introduces los programas.
Tomé conciencia de mi cuerpo agotado y sin fuerzas. Pensé en como había vivido mi último año. La presión que me generaba mi nuevo empleo, lo mal que me estuve alimentando, la falta de descanso que arrastraba día a día.
Toda la tensión física, emocional y mental que soportaba llegó a ser tanta que tuve que ver lo evidente. Estaba sobrepasada.
El tiempo de la recuperación me ofrecía la oportunidad de organizar mis ideas, descansar y meditar.
Cargué un nuevo programa personal en mi disco duro, llamado «Autoconocimiento».
Respeto mis ritmos. Mi cuerpo está sano e irradia vitalidad.
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