El pensamiento es tu capacidad de formar ideas y representaciones de tu realidad en tu mente relacionando unas con otras.
Por lo que tienes miles de pensamientos al día, referentes a todos los ámbitos de tu vida: pasada, presente y futura.
Las emociones que sientes son generadas por la calidad de ellos. Un pensamiento recurrente aumenta la intensidad de la emoción.
Así que si tus emociones hacen que te sientas bien, mantén esos pensamientos. Por el contrario, si te crean malestar, revísalos. Es probable que debas hacer un reajuste, modificarlos o cambiarlos.
Recuerda, la calidad de tus pensamientos terminará generando tu realidad.
Cuando presté atención a la montaña rusa que eran mis emociones en ese momento. Me dí cuenta que no podía mantenerme en ese estado durante mucho tiempo. Porque mi cuerpo lo acusaba y necesitaba tenerlo fuerte para recuperarme y sanarme.
Observé mis pensamientos y reemplacé todos aquellos que me hacían sentir víctima de la situación y compadecerme de mi misma.
Eliminé los que respondían a un por qué y los cambié por los que respondían a un para qué.
Sumé calidad a mis pensamientos y determine mantener constante en esta operación el pensamiento recurrente de sanación. Y lo logré, lo hice realidad.
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