Percibimos el mundo a través de nuestros cinco sentido físicos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Lo que nos limita la percepción acotándola. Puesto que la información recibida por ellos, posteriormente tiene que ser interpretada por el cerebro.
Esta interpretación va a estar condicionada para cada ser humano, en función de sus creencias, suposiciones, juicios y opiniones individuales.
Por todo esto, cada individuo percibe la realidad de una manera única y sesgada, centrada en una pequeña parte de un todo.
Sin embargo, también disponemos de lo que conocemos como sexto sentido o intuición, que nos ayuda a captar e interpretar señales. Prestar atención a los pequeños detalles, amplifica la percepción que recibimos e interpretamos interna y externamente. Expandiendo nuestra conciencia y consciencia del universo al que pertenecemos.
«La percepción es el proceso mediante el cual el espíritu completa una impresión de los sentidos, con un acompañamiento de imágenes». Alfred Binet.
PRACTICA
Relee nuevamente el texto anterior con plena consciencia. Después acomoda tu postura en la silla con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y las manos descansando en tus muslos. Y cierra los ojos. Haz tres respiraciones profundas. Ahora medita sobre el concepto de percepción durante unos minutos.
Para finalizar la meditación, comienza a mover los dedos de los pies y las manos, luego continúa con el resto del cuerpo lentamente y finalmente abre los ojos. Si surge, permite el bostezo y estírate.
Este ejercicio te ayuda a integrar e interiorizar la información.
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