La relación más importante de todas es la que mantengo conmigo mismo, algo que debería ser una prioridad en mi vida. Debo conectarme en profundidad conmigo mismo

¿Cómo es tu relación contigo mismo?. ¿Eres consciente de que es la relación más importante de tu vida?. ¿Es esta una prioridad para ti?.

Como especie sociable, necesitamos relacionarnos con otros seres humanos, surgiendo relaciones de diferentes tipos: familiares, de amistad, amorosas, laborales, etc.

Aunque tendemos a descuidar la relación más cercana y estrecha que podemos tener, la que tenemos con nosotros mismos.

Recordemos que es con nosotros mismos, con quien convivimos a lo largo de toda nuestra vida. Y que la relación que mantengamos con nosotros mismos es la que perdura en el tiempo. Porque todas las demás relaciones son temporales, van y vienen, con mayor o menor duración en el tiempo.

Sin embargo, de nosotros mismos no hay separación posible. Podemos prestarle atención o no a esa relación, de una forma consciente o no, aunque esto no va a hacer que deje de existir.

Esta relación se percibe desde la conexión con nuestro «yo» interno. Y para ello, es imprescindible conectar en profundidad con uno mismo.

Hay momentos en que conectamos, sin ser a veces conscientes de ello. Por ejemplo: cuando estamos haciendo alguna actividad que nos gusta, poniendo toda nuestra atención a la misma.

Cuidemos nuestra relación con nosotros mismos al igual que lo hacemos con las que tenemos con los demás.

Conectando con nosotros mismos desde el corazón y poniendo todo nuestro amor en cuidarnos, escucharnos y respetarnos.

¡Conéctate contigo mismo!

PRACTICA

Relee nuevamente el texto anterior con plena consciencia. Después acomoda tu postura en la silla con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y las manos descansando en tus muslos. Y cierra los ojos. Haz tres respiraciones profundas. Ahora medita sobre el concepto de conectar contigo durante unos minutos.

Para finalizar la meditación, comienza a mover los dedos de los pies y las manos, luego continúa con el resto del cuerpo lentamente y finalmente abre los ojos. Si surge, permite el bostezo y estírate.

Este ejercicio te ayuda a integrar e interiorizar la información.