El deseo es la chispa que nos proyecta hacia el exterior. Este movimiento hacia afuera, hace que desplacemos nuestra energía hacia lo externo, que se nos presenta como la fuente para conseguir la felicidad.
A lo largo de nuestra vida, vamos saltando de deseo en deseo en busca de una eterna quimera. Esta es la razón por la que nos vemos envueltos en una espiral de estrés constante, provocado por una búsqueda ilusoria.
El mundo que nos rodea esta diseñado para que esto sea así. Pero, ¿realmente necesitamos todo lo que deseamos?.
Aquí estriba la diferencia, y es donde entra en juego el autodominio.
¿Es un deseo o una necesidad?. La necesidad obedece a un acto consciente, mientras que el deseo es un acto inconsciente. La necesidad pertenece al Ser, sin embargo el deseo es la causa de nuestro sufrimiento porque pertenece al ego.
«Aunque uno puede conquistar mil veces mil hombres en la batalla, sin embargo, es el vencedor más noble el que se conquista a sí mismo». (Buda).
PRACTICA
Relee nuevamente el texto anterior con plena conciencia. Después acomoda tu postura en la silla, con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y las manos descansando en tus muslos. Y cierra los ojos. Haz tres respiraciones profundas. Ahora medita sobre el concepto de autodominio durante unos minutos.
Para finalizar la meditación, comienza a mover los dedos de los pies y las manos, luego continua con el resto del cuerpo lentamente y finalmente abre los ojos. Si surge, permite el bostezo y estírate.
Este ejercicio te ayuda a integrar e interiorizar la información.
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