Pensamiento, palabra y obra. Todo es energía, desde la más sutil (pensamiento), hasta la más física (obra).
La energía de un solo pensamiento, puede impulsar a un ser humano, a conseguir la mayor de las proezas.
Todas la experiencias de la vida se inician con un pensamiento. Y el resultado de cada experiencia se verá marcado por la coherencia entre el pensamiento, la palabra y la acción, en sentido positivo o negativo.
La observación de la naturaleza de los propios pensamientos, da información para alinear el discurso y la acción correcta, hacia el objetivo final.
«Cuida tus pensamientos, se convierten en palabras».
Escoger bien las palabras y la intensidad emocional al pronunciarlas es primordial, porque siguen siendo energía proyectada para la materialización.
«Cuida tus palabras, se convierten en acciones».
Por último, la acción requiere mantener la energía activa hasta la finalización de la misma.
«Cuida tus acciones, se convierten en hábitos».
PRACTICA
Relee nuevamente el texto anterior con plena consciencia. Después acomoda tu postura en la silla con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y las manos descansando en tus muslos. Y cierra los ojos. Haz tres respiraciones profundas. Ahora medita sobre el concepto de acción durante unos minutos.
Para finalizar la meditación, comienza a mover los dedos de los pies y las manos, luego continúa con el resto del cuerpo lentamente y finalmente abre los ojos. Si surge, permite el bostezo y estírate.
Este ejercicio te ayuda a integrar e interiorizar la información.
Deja una respuesta