Un día gris cubierto de nubes, no te permite ver el sol. Aunque esto no quiere decir que no esté, solamente que permanece oculto. Lo mismo sucede contigo. Ocultas esa parte de ti que no quieres mostrar porque no te gusta.
Sin embargo, no siempre lo consigues, porque tiende a salir en el momento menos apropiado.
Tienes miedo a perder el control, y esto provoca que estalles. Comienzan a asomar las emociones que consideras negativas: ira, tristeza, odio, etc., y actitudes que dañan tu imagen de cara a los demás.
¿Reconoces tu parte oscura? ¿Cómo te hace sentir saber que también forma parte de ti? ¿Te crees capaz de amarla?
La oscuridad es ausencia de luz. Enciende una cerilla y dejará de estar completamente oscuro.
El amor ilumina tu vida. ¡Ama todo en ti! ¡Brilla!
Saca a la luz tu zona oscura. Reconócela, no la niegues, ni la ignores. Afronta su existencia cada vez que aflore.
Una técnica liberadora para esto es la gratitud.
Agradece su presencia por el aprendizaje que te aporta. Ámala como parte de ti que es.
Por ejemplo: Te irritas cuando surge algo que te obliga a cambiar tus planes. Sientes como la emoción aparece y tus pensamientos la alimentan. En ese punto, centrándote en tu corazón, agradece la presencia de la ira. Di: ¡Gracias por estar ahí para recordarme mis planes!. Te amo, te libero y te ilumino con nuevos planes.
Verás que con el tiempo, la intensidad y la frecuencia disminuyen porque cada vez que lo tratas así, tu luz aumenta.
¡Brillarás más!
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